A Richard Hunter le encantaba estudiar por qué las cosas tenían el aspecto que tenían. Desde el primer día que empezó como aprendiz de colorimetría en la Oficina de Normas Nacionales en 1927, quedó fascinado.
Se convirtió en uno de los científicos del color más importantes del mundo. Con el paso de los años escuchó, aprendió y observó. Cuanto más observaba, más posibilidades veía.
Un día se le encendió la bombilla.
Richard Hunter le mostraría al mundo el poder de la ciencia del color.
¿Qué pasaría si pudiéramos expresar numéricamente lo que ven nuestros ojos? ¿Qué pasaría si pudiéramos “ver” y comparar colores tal como lo hacen nuestros ojos utilizando esos valores numéricos?
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